El P. Serratosa continúa la tarea, iniciada en 1881, de restauración de la Merced en España. Su intención es clara: todo lo positivo que giraba alrededor de los conventos mercedarios había que recuperarlo. Por eso, cuando en agosto de 1908 funda la comunidad de Frailes de la Merced en Ferrol, ya tiene claro su objetivo de fundar también la Cofradía de la Merced.
Al mes siguiente, concretamente el día 17 de septiembre el P. Ramón Serratosa firma los primeros estatutos de la Cofradía de la Merced. Estos estatutos, escritos en un simple papel, Constan de nueve artículos en donde recoge, de su puño y letra los principales rasgos de la Cofradía. Estos podemos dividirlos en tres apartados:
Quién puede pertenecer:
Según los estatutos pueden ser cofrades aquellas personas devotas de la Virgen en su advocación de la Merced y que participen en una serie de actos formativos y litúrgicos:
•Formativos: retiro espiritual una vez al mes
•Litúrgicos: la procesión mensual del Escapulario con misa solemne y Comunión general, la participación en la misa solemne de la Merced (24 de septiembre) y San Pedro Nolasco (31 de enero) y en el triduo por los difuntos en el mes de noviembre
Qué pasos son necesarios:
Tres son los pasos que se piden en los estatutos para poder pertenecer a la Cofradía:
• Administrativo: Lo primero que debe de hacer aquella persona que quiere ingresar en la Cofradía es presentarse al Presidente. Éste, tras dar su aprobación, le comunica al Secretario que proceda a inscribir al nuevo cofrade en el "Libro de cofrades"
• Económico: El neocofrade debe pagar la cuota de 0'50 pesetas y comprar el Escapulario.
• Celebrativo: Imposición del Escapulario por el Director espiritual de la Cofradía. Supongo que dicho acto se haría el domingo que se celebraba la "Procesión del Escapulario".
Cómo se organiza la Cofradía:
Para el gobierno de la Cofradía el P. Ramón Serratosa establece los siguientes cargos:
• Presidente: Convoca, preside las Juntas y acredita la pertenencia a la Cofradía. En caso de ausencia será sustituido por el Vicepresidente.
• Director: Que preside todos los actos religiosos de la Cofradía y vela por que se mantenga el espíritu cristiano de la misma. Es sustituido por el Vicedirector
•Tesorero-Secretario: Que levanta acta de las reuniones, lleva las cuentas y el "Libro de cofrades".
• Vocales, en número de 12.
Los cuatro primeros cargos, que serán frailes allí donde los hubiese, son nombrados por el P. Provincial. Los Vocales son elegidos por los cofrades
Ésta es la primera Cofradía de la Merced que se funda en Ferrol. No tenemos, por ahora, más datos sobre ella pero considerábamos importante dar a conocer su existencia. Aunque sólo sea por justicia histórica a la obra del P. Ramón Serratosa.
La Cofradía de Estudiantes de la Santísima Virgen de la Merced, fue fundada en el mes de enero del año 1951. Los promotores de esta contaron desde el primer momento con todo el apoyo del P. Claudio Miguel Peláez Nieto (superior de la comunidad mercedaria de Ferrol), fueron Demetrio Casares (alma máter de la Semana Santa Ferrolana), José Maria Pérez y Antonio Gómez. Esta nueva Cofradía penitencial tiene como miembros a los alumnos y ex alumnos, que así lo deseen, del Colegio "Tirso de Molina".
Con el paso del tiempo la Cofradia transforma su título original por el de "Muy llustre, Real y Militar Cofradia de Nuestra Señora de la Merced y del Penitencial Tercio de Jesús Redentor", aunque los ferrolanos la denominan popularmente de la *Virgen Blanca o del Tirso".
Su primera Junta Directiva como tal, formada por alumnos y ex alumnos, la integran:
Hermano Mayor, Francisco Eiroa; Secretario, Ricardo Alvariño; Tesorero, Antonio Gómez, y los vocales: Carlos Paramés, J. M. Fletes, José María Pérez, Benigno Carballo, Guillermo Romero y Ubaldo Parga
Como toda Junta de Gobierno se reúne periódicamente para tratar asuntos de interés de la Cofradía. Entre sus primeros acuerdos, según nos narra la Revista "Tirso", están los siguientes:
Esta Cofradia saldrá a la calle (d.m.), el Jueves Santo en compañia del trono de Jesús Nazareno, que saldrá de la lglesia de Dolores
EI trono portará una imagen de la Virgen de la Merced que se vestirá a cargo de la Junta de Señoras de la Merced
El uniforme que ha de llevarse será: capuz verde, capa y hábito blancos y los botones y la banda verde En la capa irá el escudo de la Merced.
Entrada la noche del Jueves Santo de 1951, procesiona por vez primera, por las calles de Ferrol, la Cofradia de Estudiantes de la Virgen de la Merced. Sus primeros cincuenta cofrades acompañando el paso de la Virgen, ocupan el segundo lugar de la procesión del Santísimo Cristo de la Misericordia de la Unión de Cofradias de Dolores; portan el trono de la Virgen de la Merced los marineros del Cuartel de de Instrucción. Instrucción. Al Ilegar frente a la capilla, detuvieron la Imagen y la colocaron saludando a dicho templo "Sus cofrades recibieron felicitaciones por el orden y seriedad con que procesionaron, llamando mucho la atención la imagen de la Virgen de la Merced, en la que la gubia del imaginero compostelano L. Carballido, supo infundir y fundir, armónicamente, piedad, sentimiento y belleza" (Revista "Tirso", no 13 marzo de 1951).
En el mes de junio de 1952 la Junta Directiva tiene como proyectos más importantes adquirir una corona y un manto para la Imagen de la Virgen, y el adorno completo del trono. La corona se costeará con los donativos de los devotos y devotas, pudiendo ser estos en metálico o con objetos de plata que quieran cederles para tan piadoso fin.
Los proyectos, generalmente por falta de recursos económicos, tardan muchas veces en hacerse realidad, pero pasados los años han sido conseguidos. En concreto, en la Semana Santa de 1956, la Virgen luce por primera vez su corona de plata dorada, que es una hermosa pieza de orfebrería.
En el mes de diciembre de 1954 fue nombrada Camarera Mayor Doña Matilde Mac-Mahón, viuda de Estripot, de quien cabe resaltar sus trabajos y desvelos a favor de la Cofradía. Posteriormente su hija Doña Matilde Estripot y su yerno Don José Luis Riobóo se encargaban de todo lo relacionado con vestir a la Virgen y adornar el trono
Han sido, sin lugar a dudas, un ejemplo de entrega, amor y cariño filial a María de la Merced.
Los primeros Estatutos dicen que para ingresar como cofrade hay que solicitarlo a la Junta de Gobierno, quien lo concederá o no según la devoción que sienta el solicitante hacia la Santísima Virgen de la Merced. También cita los cultos a los que están obligados los cofrades, entre los que cabe citar: misa de comunión el 24 de cada mes; misa cantada y hora santa el 24 de septiembre; misa por los cofrades y familiares difuntos el 25 de septiembre; el dia de Jueves Santo cuatro cofrades darán, en turnos de media hora, guardia de honor al Santisimo en el Monumento. A lo largo de los años permaneció la guardia de honor al Santísimo y se amplió la asistencia a la misa sabatina.
Sin duda alguna, 1958 es el año de la autonomía de la Cofradía de Estudiantes de la Virgen de la Merced. En este año, siendo Hermano Mayor Don Federico Sánchez-Barcáiztegui y Aznar, se produce la independencia de la Unión de las Cofradias de Dolores, dejando por tanto de procesionar en la noche del Jueves Santo con el Santisimo Cristo de la Misericordia y pasando a salir en procesión desde el Colegio, el Miércoles Santo, a las ocho de la tarde, saliendo el trono de la Virgen por el portal de la calle de Arce.
El itinerario de la procesión, que se mantuvo hasta 1970, era: Arce, María, Parque, Real, San Diego, Magdalena, Rubalcava, Real, Méndez Núñez, María y Arce. A la retirada de la imagen de la Virgen se entonaba la Salve Regina. La autonomía o independencia de la Cofradia no supuso dejar de colaborar con las Cofradias de Dolores, las relaciones siempre han sido inmejorables y gracias a Dolores la Cofradía de la Merced llegó a ser lo que fue, una gran Hermandad procesional de la Semana Santa Ferrolana.
El año de la ampliación y consolidación lo podemos situar en 1961. Este año tiene lugar la fundación del Tercio de Jesús Redentor (término que la Cofradia añade a su título). En la Semana Santa de este año sale por primera vez la imagen de Jesús Redentor, que lo hace sola, para en años posteriores salir acompañada de San Juan y la Dolorosa, que forman el grupo escultórico que se encuentra en la Capilla del Cristo. Los cofrades son los alumnos y ex alumnos mayores, como norma general, que procesionan con el siguiente hábito: túnica blanca con mangas tipo franciscano, capuz cingulo blancos, y escapulario morado. Siempre han desfilado portando unos grandes cirios.
Durante algunos años, hasta 1967, el trono del Cristo era cedido por las Cofradias de Dolores y salia de dicha Capilla hasta la calle de Arce para incorporarse a la procesión. Posteriormente, el Cristo en el trono antiguo de la Virgen salia del portal de la calle de Arce y la Virgen en su nuevo trono de la la Capilla del Colegio.
La última salida procesional de la Cofradia se produce el 25 de marzo de 1970, Miércoles Santo, que por motivos del tiempo reinante tuvo que retirarse anticipadamente.
Tras el Concilio Vaticano lI, la interpretación en clave de ruptura de algunas de sus disposiciones por determinados sectores eclesiales hizo que las expresiones de religiosidad popular se viesen postergadas o disminuidas en el ánimo y acciones de quienes debian preservarlas. Esto se vio reflejado tanto en los actos en los que se expresaba, como en el arte que la reflejaba. Ferrol no fue una excepción: se desmontaron altares mayores o laterales (pensemos en los altares de la Sagrada Familia o del Sagrado Corazón que ornaban nuestra capilla de la Merced), así como confesionarios; se enfrentaron las Cofradías de Ferrol y el que era su pastor, Monseñor Miguel Angel Araujo... De este enfrentamiento y de la instrucción para que las Cofradias de la ciudad procesionaran a cara descubierta, fue fruto el cese de actividad de la Cofradia de la Merced en Ferrol.
A finales del siglo Xx, el pontificado de Juan Pablo ll tuvo como resultado una revitalización de los movimientos laicales. EI ámbito de la Merced de Ferrol no fue una excepción. Desde hacia ya muchos años, parte de la actividad extraescolar en el colegio Tirso de Molina se habia ido centrando en la creación de grupos de inspiración mercedaria. Estos incluian desde actividades formativas de tiempo libre (ecología, teatro..), hasta aquellas que consistían en una profundización cristiana y mercedaria (preparación confirmación, acción social..).
A partir de estos cimientos, bajo el impulso del padre José Ignacio Postigo en 1999, se fundó el edificio del actual Movimiento Juvenil Mercedario de Galicia. El poder contar con un marco establecido hizo que la dimensión de fe se viese acentuada. No parecía lógico que la formación desempeñase un papel secundario, y mucho menos la comprensión madura de las realidades sacramentales de la lglesia, EI MJMG no podia quedarse en una mera inspiración cristiana difusa: era preciso profundizar en Cristo a través de su Santa Madre de la Merced. La formación se acentuó mediante la adopción de determinados ciclos formativos catequéticos; por otra parte, la inserción en un contexto litúrgico, ya presente a través de la actividad del coro Mosaico, Ilevó a una reflexión muy productiva acerca de cómo exponer la Merced a la ciudad que la había acogido desde hacia casi un siglo. El célebre aserto lex orandi, lex credendi, se incardinó en la realidad social de la ciudad de Ferrol.
La reflexión del padre José Ignacio Postigo, así como de los laicos José María Garcia de los Reyes y Emilio Fernández Diaz, llegó a la conclusión de que la mejor forma de presentar el carisma mercedario en las calles de la ciudad de Ferrol era recuperando la vieja Cofradía de la Merced. A este empeño pronto se unieron otros laicos mayores de edad como Diego Fernández y José Anido, así como muchos otros jóvenes y niños. Constituyéndose así un primer núcleo que procesionaría por primera vez en la Semana Santa del año 2000, año Santo Jubilar romano, en la tarde del Jueves Santo, invitados por la Cofradia de las Angustias.
Tras ese comienzo, tres son los pilares que forman la marcha y el devenir de la Cofradía en su nueva andadura en el S. XXI. Tres rasgos que son su marca y seña de identidad en la celebración de la Semana Santa Ferrolana y, más allá, en el ciclo del año cristiano en nuestra ciudad.
Desde el primer momento, la nueva Cofradia tenía claro qué era lo que no quería ser: convertirse en una comparsa de Semana Santa, es decir, un grupo de gente que sólo se ve y encuentra cuando hay que poner en la calle una procesión. EI compromiso cristiano y mercedario es uno de los pilares básicos de la renacida Hermandad de la Merced en Ferrol. Desde la celebración de la primera Ceremonia del Envío, los nuevos cofrades expresan su compromiso con la comunidad, un compromiso que resuena en el lema de la Orden fundada por San Pedro Nolasco: libres para liberar.
Esta promesa, que precede a la imposición del escudo por parte del Capellán y el Hermano Mayor, es el perfecto prólogo para proclamar pűblicamente nuestra fe en las calles de Ferrol. Sólo el crecimiento de la Hermandad ha hecho necesario que, desde el 2008, la ahora Ceremonia del Envio y del Compromiso se celebre un día antes que nuestra salida procesional. Pero el compromiso como cimiento y cemento de esta Cofradía, no puede ni debe quedarse en meras palabras: como dijo S. S. Benedicto XVI en la Deus Charitas Est, el cristiano debe salir al encuentro del más necesitado, debe encontrar en él el rostro de Cristo y, en consecuencia, ser signo eficaz de liberación, para poder decir con Ambrosio de Milán: ";Qué hermoso, que como la multitud de los cautivos fuese redimida por la Iglesia se diga: a estos liberó Cristo!" Es esta belleza la que busca el mercedario y, en concreto, el cofrade de la Merced: la libertad de Nuestro Señor, seguir los pasos de Nolasco quien con justicia fue aclamado como segundo Redentor.
Un segundo pilar es el profundo respeto a la historia y a la tradición mercedaria y cofradiera de la ciudad. A diferencia de otras concepciones, la Cofradia de la Merced no vive la tradición como la repetición monótona de un pasado muerto, sino como el desarrollo natural de las raices que nutren nuestra fe. Es cierto que la Cofradia se funda jurídicamente ex novo con unos nuevos estatutos que datan de 2002, sin embargo, sabemos que las Cofradías son una muestra más del laicado mercedario, y que a la Orden deben su sustento y continuidad. Esto hace que la Cofradía establezca una continuidad directa entre las distintas Hermandades que se han sucedido a lo largo del tiempo: la primera de 1908 y la segunda de 1950. De igual manera, el día elegido para nuestra primera procesión en solitario, el Miércoles Santo, retoma la fecha tradicional en la que procesionaba la anterior Hermandad penitencial. Otras decisiones han estado igualmente imbuidas de esa decisión de profundizar en las raices de la tradición ciudadana y eclesial: icómo, si no es así, explicar la elección del dia del Viernes Santo para salir a la calle acompañando al Crucificado? Por razones historicas en la Semana Santa de Ferrol no procesionaba ningún crucificado, dato sorprendente si tenemos en cuenta que es ese el día litúrgico más adecuado para esa imagen. Así, se decidió tras mucho meditar, presentar la adoración de la Santa Cruz en la tarde de Viernes Santo en forma y modo de procesión en el año 2007, para que todo el pueblo, en la calle, pudiese acompañar al Crucificado en su momento de mayor dolor. También fueron las razones litúrgicas y de comprensión de la fe las que llevaron a la Hermandad a participar desde el primer momento, en el año 2006, en la procesión del Resucitado: Christos Anesti! Anesti Aletheios! iCristo ha resucitado! iEn verdad ha resucitado! La obra de redención culmina con la derrota de la muerte por la muerte misma. Esta verdad, sin la que como dice San Pablo, nuestra fe seria vana, está en el núcleo de la proclamación de la lglesia desde los tiempos apostólicos. La Cofradia la hace suya en comunión con las otras de la ciudad, uniéndose en el más tradicional grito de júbilo de la lglesia peregrina. Tradición e historia que, en definitiva, nos permiten encontrar el camino para ser una Hermandad en e/ XXI.
Compromiso e Historia, pero también juventud. Esta Cofradía, mucho más que otras, se siente ligada a la juventud y la infancia. La ligazón al colegio Tirso de Molina es un nexo evidente con las nuevas generaciones. Una gran parte de las filas de los cofrades se nutre de alumnos y ex alumnos de esa institución, como ya lo hiciera en el pasado. Son muchos los que consideran natural expresar la devoción a Santa María de la Merced y al Santísimo Cristo Redentor, que han aprendido de los PP. Mercedarios, participando en la Cofradía que expresa públicamente esa fe y devoción. De igual manera, esa sangre joven está grabada con fuego en el alma misma de la Hermandad. Es esa juventud la que está presente en todos los miembros de la Cofradía. Es necesaria una ilusión constante para poder sacar adelante este proyecto no sólo durante la Semana Santa, sino durante todo el año. Esta ilusión nutrida por la celebración dominical de la eucaristía y por el sentimiento de fraternidad dentro de la Cofradía, se hace presente en todas las actividades que se emprenden a lo largo del tiempo, con especial detenimiento, es cierto, en la celebración de la Pascua, al fin y al cabo, momento central de la vida cristiana. Una juventud de edad o de espíritu que, en definitiva, quiere vivir su fe desde el compromiso y siguiendo los pasos de sus mayores en la ciudad de Ferrol.
El entrelazado de estos tres rasgos es lo que ha hecho que la Cofradía de la Merced pueda hacer gala de una madurez y salud envidiables que la han hecho crecer de forma espectacular.
De ese pequeño grupo que formulaba sus votos el Miércoles Santo del año 2000, se ha pasado a una Hermandad camino de los trescientos miembros, entre los que prima el sentimiento de pertenencia y solidaridad mutua. Ese crecimiento es un síntoma de que se están haciendo bien las cosas, de que estamos cimentando nuestra casa sobre piedra y no sobre barro o arena. Los hechos, que se sucedieron con gran rapidez, hablan por sí solos: dos años después de los primeros votos, en 2002, los estatutos eran aprobados por el Provincial de Castilla de la Orden de la Merced, P. Alejandro Barrajón, y por el obispo de la diócesis mindoniense-ferrolana, D. José Gea Escolano. Dos años más tarde, el Miércoles Santo de 2004, procesionaba por primera vez en solitario, con la nueva imagen obra del artista sevillano José Méndez Lastrucci. En esa procesión se veía con claridad cómo la mano extendida de Santa María señalaba el cuerpo de Su Hijo clavado en la Cruz, siendo una catequesis visual impresionante. Fue un momento ese de comunión con la propia Orden de la Merced al contar en la procesión con la presencia del Padre Provincial de Castilla acompañándonos en nuestro peregrinar. Al año siguiente, se produjo el hermanamiento con las Cofradías de la Orden Tercera y de las Angustias. Hermandad que se expresó el siguiente Domingo de Resurrección en la procesión del Resucitado. En el 2007, se cumplió con un deseo largamente aplazado: volvía a procesionar un Crucificado en la tarde de Viernes Santo, como parte de los Oficios de ese día. La nueva Cruz, elaborada por el artista ferrolano Jesús Yáñez, vistió perfecta en la conmemoración de la muerte del Señor. Por último, en 2008, los nuevos estatutos y el nuevo paso historiado para Santa María fueron el signo evidente de que el crecimiento de la Cofradía había desbordado los humildes comienzos.
La devoción a Nuestra Señora de la Merced está firmemente atestiguada en nuestra comarca de Ferrol desde la Edad Media. A lo largo del S. XX, la presencia de los PP. Mercedarios en la ciudad no ha hecho más que aumentar esa firme devoción. El haber educado a generaciones de ferrolanos a través de las distintas instituciones que han tenido a su cargo, ha estrechado los lazos de afecto ya presentes. A mediados del S. XX la presencia en las calles de la ciudad de la Virgen Blanca era la muestra visual de ese matrimonio entre ciudad y Orden. En el S. XXI la visión de Nuestra Señora de la Merced y del Santísimo Cristo Redentor en las calles vuelve a hacer partícipes a todos los ciudadanos de esa devoción secular. Pero la Cofradía ni está, ni puede estar satisfecha con lo conseguido. Está bien valorar hasta dónde ha llegado, pero es necesario marcar nuevas metas, marcar nuevos objetivos hacia los que dirigirse en busca de un mayor compromiso y comprensión del carisma mercedario.
Es necesario aumentar el compromiso social de la Cofradía: renovar constantemente la búsqueda del cautivo, en nuestro entorno o más lejos a través de campañas de acción social. Es necesario que no olvidemos que somos libres para liberar, y que es ese año de gracia del Señor, en el que se anuncia a los cautivos la liberación, el que debe ser centro de nuestro mensaje. Es esa actividad redentora la que se quiso mostrar desde su vertiente mariana en el nuevo trono de Santa María. Por otra parte, como catequesis visual que son las procesiones, la Hermandad sigue buscando cómo mejorar la puesta en la calle de sus imágenes y cofrades para transmitir el mensaje mercedario en el origen de su razón de ser, Caminos estos, compromiso y mejora, que marcan las líneas por las que ha de discurrir el desarrollo futuro de la Cofradía enfrentándose a desafíos que son ya comunes al resto de la Iglesia. Un futuro prometedor que va a exigir un trabajo al menos tan dedicado y bueno como el que se ha desarrollado hasta ahora.